23.2.13

Hilda y la Liga de la leche en Sardegna


Este post va dedicado a Hilda, esta Holandesa un poco Sarda que conocí en una conferencia cuando salió entre las sillas del público directamente hacia la mesa, se sentó, tomó la palabra y de pronto esta apariencia sutil algo angelical dio lugar a una leona que no se cayó nada y mucho propuso sobre nacimiento y lactancia. 

Me encanta la gente así, que desborda pasión por lo que hace y lo defiende por encima de todo.

Al final de la conferencia (a la que fuimos para ver en que anda la Serdegna, Italia en general, sobre nacimiento respetado, crianza, etc) la paramos y nos presentamos: ¡Hilda te quiero conocer! le dije en mi media lengua italiana. Alguien que dice tanto (un decir inteligente) vale la pena no dejarlo pasar. Intercambiamos mails y nos invitó a uno de sus encuentros de la Liga de la Leche.

El sábado nos fuimos a un pueblito muy lindo que se llama Serdiana, con calles estrechas y casitas típicas, con esas puertas de madera increíbles. Época de pleno carnaval en la plaza central, todos, grandes y chicos andaban disfrazados. El pueblo tiene una enorme y bella biblioteca, allí, en un cuarto lleno de colores, chiches, sillas en ronda y carteles a favor de la lactancia, es que Hilda, mes a mes se reúne como representante de la Liga de la leche en al Sardegna, hace 15 años de manera voluntaria…¡woww! Y no es un acompañamiento cualquiera, tiene calidad, presencia, pasión, sabiduría.
Una a una las madres, ¡y algunos padres! van llegando, entrando con sus pequeños bebés a ese cuarto Nido, tribu, espacio común. Tod@s comparten, opinan, preguntan, escuchan. Y aparece lo simple, lo común al ser humano frente a su cría hoy, las dudas, el instinto roto, la información errada, el tironeo entre “lo que siento, lo que dicen, lo que debo”.

Se ven algunas cosas de esta cultura en la que estoy, acá (particularmente en la isla) las mujeres están bastante pegadas a sus madres, demasiado para mi gusto. Es muy común ver madre-hijos-abuela juntos. La relación madre hija es muy compleja, y si se mantiene en una sana armonía (donde los roles están respetados, así como los deseos de la madre, donde la abuela se sabe ubicar en la crianza), es positivo. Pero cuando todo se mezcla y no se sabe quien es quien, y la madre se siente criticada-agobiada-pasada por encima, es más complicado. Justamente en el grupo llegaron madre con bebé y abuela, esta última fue protagonista por encima de su hija, parecía no verse con claridad quien era quien.

Hilda fue recibiendo a cada uno dando cálidamente la bienvenida. Por un momento me olvidé que estaba acá en Italia, salvo por el idioma, este mismo grupo podía ser en cualquier lugar del mundo.

El encuentro focalizó sobre la incorporación de sólidos a partir de los 6 meses y como continuar con la lactancia, que no tiene razón alguna para abandonarse. El alimento  y la lactancia son complementarias, no exclusivas. 

Fue interesante escuchar, sentir el calor que genera el grupo, su potencia. Hilda también se encargó de hornear pan que una pequeña voluntaria hacía circular entre todos.

Lentamente la tarde fue cayendo en la biblioteca y la plaza se fue 
vaciando. Una tarde más entre tantas otras de apoyo incondicional, trabajo y pasión. Vale mucho la pena resaltar a personas que como ellas ayudan a que el mundo sea mejor, porque el verdadero cambio, y en eso creo fervientemente, surge desde los cimientos más tempranos. Si hay un niño feliz y pleno, más adelante habrá un adulto positivo, seguro de si mismo y generoso con el resto. Y asi la cadena. 

Gracias Hilda por todo el trabajo hecho sin necesidad de buscar luces, divismos ni estrellas, un trabajo paciente, sostenido en el tiempo, como el hilo fino de un telar potente que sostiene.

Creo que Hilda tiene el primer ejemplar de la primera edición de Carlos Gonzales de mi Niño no me come!

11.2.13

Un abanico de posibilidades

“Podía pasar” es otra de las frases que escuché en varias ocasiones después del aborto. 
Claro que podia pasar. Pero también puede pasar que alguien se desnuque subido a una escalera cambiando una bombita en la cocina de su casa, que te pise un camión pisando la vereda, asfixiarte con el huesito del pollo atrancado en la garganta, contagiarte cualquier cosa en cualquier lugar por el cual circules o muchos otros tantos.

Un abanico infinito pueden ser opciones en materia de desgracias
Mientras vas andando por la vida circulan velozmente infinitas posibilidades, de las positivas  y también de las negativas. No se porque a cada cual le pasa cada cosa.

Hace un tiempo me enteré que a una compañera, bastante más grande que yo, de uno de los primeros trabajos que tuve se le murió su hija en un accidente de tránsito, la chica solita se estrelló contra un camión. Nada me espantó más en ese entonces al enterarme de esa noticia porque a esta compañera se le habían muerto ambos padres cuando era chica ¿también la hija? ¿le tenían que pasar todas?

Podía pasar.

Lo mismo con la escritora Poldy Bird. Esta mujer se la pasó escribiendo para exorcisar la muerte de su madre cuando era niña. Después partió su marido cuando su hija era chica. Y ahora hace poco se le muere la hija misma! ¿puede una persona pasar por todo esto?

Podía pasar.

A veces son cuestiones de constelaciones familiares, como si el mismo sistema reprodujera una serie de pérdidas a lo largo del árbol familiar. Parece que un hecho no se relaciona en absoluto con el otro pero a con otro nivel de análisis existe una correspondencia, como esas personas que tienen accidentes o mueren en las misma fechas que otros de su familia en el árbol genealógico. De esto se ocupa el estudio de la psicogeneaología, muy interesante y útil.

Algunos entienden los hechos como karmicos, un resultado, efecto o reacción en esta vida o de alguna pasada que necesita expresarse o dicho de manera fea “pagarse”

En ambos casos podíamos decir: podía pasar…. pero con causa (un poco invisible)

A muchos se le cae de la boca con una facilidad enorme el “podía pasar” pero desde que nacemos nadie nos enseña en profundidad los tránsitos reales en las pérdidas, sean cuales fueren. Lo que duele, lo que se vivencia, la realidad del presente en relación a lo de antes, la añoranza.

El transito por estos momentos que todos (algunos más como dije antes, y otros menos) tenemos y la forma como lo vivimos habla de cada uno.

En lo personal tengo la luna en escorpio, y para el que sabe astrología entiende de lo que hablo, una intensidad como pocas. Me lamenté toda la vida de esto, pero ya no puedo cambiar a esta altura (¡ni en ninguna!) mi fecha de nacimiento. Entonces, y asumiendo esta forma, me entrego a vivir a fondo los sentimientos. 
Quizá para el resto es abrumador y preferiría pasarla  un poco por encima, pero está fuera de mi alcance, aunque lo intente tarde o temprano el sentimiento profundiza su experiencia. 
Estoy tan triste por haber perdido mi embarazo que no tengo lugar en mi donde esta tristeza no esté. 
Se que podía pasar, pero no me imaginé que el tránsito sería tan doloroso, jamás. Y esto tiene una razón, el intelecto surfea con la tabla de las ideas pero  la experiencia tiene la potencia de sumergirnos en el agua.

Puede pasar, sin dudas, pero cuando PASA y el verbo presente es ahora, se abre una puerta desconocida, aunque no sea la primera vez, como cada cosa y suceso son únicos en tiempo y espacio, siempre es la primera vez.  
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