¿Qué te gustaría hacer? Le pregunto a M, de 10 años.
M: Volver al jardín a jugar.
Ella, como tantos otros chicos, desde sus bancos, sentados durante todo el día, añoran el tiempo de juego que abruptamente se cortó a los 6 años. No es la primera ni será la última en contar esas ganas urgentes de volver a repasar esos tiempos.
Me preocupa la infancia que no tiene tiempo para jugar, los cuerpos amarrados la mayor parte del día a bancos mientras la mente sueña con el espacio y el timbre. Con esto no quiero decir dejar de aprender lo que es necesario para crecer y formarse, sino parar de parte de los adultos el recorte del tiempo y juego libre. “Queremos tiempo y espacio para jugar” siguen pidiendo ellos.
Y recordando a la valiosísima Psicoanalista Silvia Bleichmar, a quien por el 2001 tuve el privilegio de escuchar, como una gran defensora del tiempo de juego en los niños y la importancia de abrirlo como posibilidad para todas las personas, aún adultos (si!), en la vida diaria.
“Hay que reintroducir lo lúdico en la vida cotidiana, tenemos que hacer un esfuerzo, y también darle un lugar al jugar. Al jugar en el sentido del ocio, no del juego reglado, porque acá el problema no tiene que ver con el juego reglado, tiene que ver con el juego libre”
Después vamos a seguir compartiendo un poco más sus ideas y aportes a la infancia, siguiendo la línea en la que Juego es parte inseparable del proceso de crecer. Mientras tanto espero y deseo que el tiempo de juego gane a las horas de obligación y deberes en los más chicos.