No se si es
la edad de TI, sus dos meses cumplidos, o mis ojos siempre viendo (o distorsionando)
la realidad pero siento que convivo con una pequeña extraterrestre.
Está
regordeta de leche (viva la teta!), mi gran amiga Luli la apodó “buñuelo de leche”, y
hace cosas que nosotros los adultos no. Por ejemplo se ríe sin motivos
aparentes y en varias ocasiones del día, llora con una determinación impactante
cuando quiere algo y no para hasta que lo consigue (hago intentos sobrehumanos
porque ese llanto sea lo más breve posible), duerme cuando quiere y en general
prefiere estar pegada a su papá o a mi. No le gusta ponerse la ropa y si
practicar el nudismo permanente. Con quien no quiere estar simplemente no se
queda y no tiene paciencia para andar en auto.
Cuando la
veo de cerca observo sus miradas, gestos, la espontaneidad de sus movimientos, la
capacidad de estar en su mundo habitando el presente.
También hace
ruiditos de todo tipo de manera permanente, es como tener una radio con una
extraña interferencia prendida casi todo el tiempo. Ella va interfiriendo en
nuestras vidas como si hubiera caído de una nave espacial, y sin embargo su
presencia nos vuelve marcianos a nosotros frente a tanta maravilla que no
logramos todavía descifrar del todo pero acompañamos como podemos ofreciendo el
corazón a cada instante.
A la
mañana, muy temprano para mi gusto, se despierta haciendo sonidos que empiezan
a subir en escala hasta que grita como si de esa pequeñez emergiera kin Kong y
hasta que no la saco de la cama no para. Insisto, ella sabe lo que quiere y lo
demuestra: nuestro desafío es poder entenderla y acompañarla.
En casa
tenemos una extraTIrestre que revoluciona nuestra existencia día a día
removiendo todos los hábitos, provocando otro tipo de reacciones en cada uno de
nosotros. Con ella volví a cantar canciones olvidadas, a bailar desde muy
temprano, a jugar.
En este
planeta el universo hoy se ve desde otra perspectiva y cuando estoy
PUERPERAHASTALASTETAS la sensación de haberme caído de la vida que llevaba
antes es real y no tengo la menor intención de hacer ningún esfuerzo por
recuperarla… a lo sumo iré transitando la tierra de nuevo con un ojo, dos antenitas y la
piel verdísima de tanta isla.
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