Con este anónimo indígena sudamericano, Denise Najmanovich* nos sumerge en su texto Del cuerpo Máquina al Cuerpo Entramado.
Poniendo el foco en la separación “mente cuerpo”, D. Najmanovich expresa:
“Las concepciones usuales de la corporalidad se han caracterizado por un pensamiento que divide el conocimiento en compartimentos estancos….
Pensar la vida sin la vida es contenerla dentro de unos cauces que ella misma se ocupa siempre de rebasar.
Descuartizado en “aparatos” y “sistemas”, aislado de su medio nutriente, el cuerpo se volvió antónimo del alma. El hombre se separó de la comunidad, la persona del organismo, la humanidad del cosmos. Sujeto y cuerpo nacieron de por un proceso de desgarramiento, de escisión de la experiencia en el pasaje de la sociedad campesina feudar a la sociedad urbana moderna….
Todos los aspectos de la vida humana fueron moldeados por un estilo de pensamiento que escindió al sujeto de su cuerpo y al individuo de la comunidad”
Estamos hoy en un punto de inflexión, bisagra posible entre el pensamiento rumiante y la vida sentida. Me pregunto cada día hasta cuando podré seguir separada de mi instinto, viajando en el subte acorralada entre tantos cuerpos marionetas, plantada en el centro de la ciudad como un árbol en medio del desierto. Hasta cuando podré desentenderme del otro, hermano, vecino, amigo, y encerrarme en la mezquina urbana realidad conocida hasta hoy. Hasta donde podré evadirle a mi cuerpo cuando habla, creyendo que son palabras secundarias sobre las cuales la mente tiene que evaluar… como si extrañamente, uno sería por separado del otro….
Poner el cuerpo en movimiento a conciencia, meditativo, habitado, es empezar un camino para ir en busca de tantas partes expandidas por ahí, producto de la desconexión de estos tiempos, resultado de una profunda desintegración basada en la no escucha del propio latido y el de la tierra.
*Dra. Denise Najmanovich. Epistemóloga.
*Dra. Denise Najmanovich. Epistemóloga.
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