21.1.13

La hermosura de los otros

Aun muy inmersa en lo que pasó los últimos tiempos, en medio de un mar de variadas sensaciones, si hay algo que rescatar es la hermosura de los otros.

Habiendo atravesado de adolescente-joven el duelo de mi papá pude entender desde aquel entonces que duelo es aquello que te trasciendo por encima de todo, fundamentalmente de tu voluntad. Duelo es algo que pasa inevitablemente y por más que lo quieras negar, correr, “no sentir”, se hace presente, particularmente si la pérdida fue importante. Es un momento al cual entregarse, dejarse llevar. Leí hace poco que Pilar Sordo habla de cuatro instancias(cuatro etapas por las cuales inexorablemente hay que caminar si uno quiere vivir el proceso sanamente. Los psicólogos han descrito que estas cuatro etapas son: la de shock, la de rabia, la de pena y, finalmente, la de reconciliación con el duelo).

Claro que en cuanto me refiero a un proceso personal no tengo en cuenta este dato teórico salvo para nombrar alguna si la detecto o simplemente pensar “debo estar sintiendo esto, rabia, es parte de lo que estoy viviendo…” el resto sirve para categorizar momentos y organizarlos. También aclara que estas instancias no son lineales sino se entremezclan.

Perder un embarazo es atravesar un duelo, diferente, pero implica pérdida, dolor, añoranza, sensaciones diversas que aparecen por encima de la voluntad. Es una experiencia muy corporal (cuerpo con todo lo que ello implica, no solamente un conjunto de órganos, sino cuerpo encarnado, integrado) radical, de un día a otro hay un cambio de estado físico, químico, hormonal, y emociones que reaccionan diversamente frente a este suceso.

Lentamente uno le va encontrando algunos sentidos, no es fácil, pero toda experiencia trae consigo un aspecto del cual podemos aprovechar para aprender. Y me digo, pasar pasó, mejor aprendamos de esto…

Y una de las cosas que veo es la repercusión en los demás, los que están más cerca, un poquito menos, pero claramente los que están. Y ver las diferencias en la forma de acercarse, alentar, consolar, transmitir amor, afecto, empatía, es maravilloso. Cada uno a su manera, a su estilo ha sabido y sabe acompañar, y es notable como todo se transita mejor, aún momentos críticos,  cuando el afecto está vivo y latente. Adoro al que puede acompañar simplemente, sin buscar ninguna explicación o reflexión, simplemente está ahí haciéndose notar su presencia amorosa, son como ángeles. Y valoro inmensamente a quien por estar presente aporta su visión de las cosas, busca soluciones, da, dice como puede, reacciona como puede ante el dolor, pero aún así está amorosamente. Los pienso y solo me sale una y mil veces decir: gracias, gracias, gracias.

Es innegable lo bellos que podemos ser, una amorosidad contundente, firme, atenta, presente. Los momentos más difíciles se transitan mejor cuando hay tantas flores alrededor, colores, perfumes, que alientan permanentemente a creer en la vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...