Salgo de mi casa con Ti en el portabebés de tela llamado fular. En la isla de Lost, debo aclarar, no hay invierno crudo. Puede que una semana en todo el invierno haga frio verdadero, un poco más o menos, pero estamos lejos de las heladas. Nieva en la montaña en ciertos momentos, pero no vivimos allí. Vamos con Ti en el fular a caminar un poco asi de paso cambia de aire y también se duerme. Elijo en general mañana mediodía para sentir el sol. El fular la abriga, encima un pullover mio de lana la abraza y también una mantita de colores tejida por Luli para ella especialmente. Por las dudas también un gorrito. Acá todos me sugieren ponérselo y calculo tiene que ver porque es una isla ventosa, asi que los escucho porque en ese sentido saben mucho más.
Abro la
puerta, para los que no recuerdan vivimos en un pueblo donde no abundan las
personas sino más bien las ovejas. Hay tres gatos locos y en general no bajan
de los 70 años. Está lleno de viejillos que se conocen de toda la vida, vecinos
que te miran como si fueras un fenómeno extraterrestre, bocas que comentan,
dientes agitados. Todos saben de TI, ni idea como empezó a circular la noticia,
porque nunca me pasee embarazada justamente para no dar que hablar y porque no
tenía ganas. Por entonces salía con el auto desde el garaje y cuando fue más
evidente la panza ya estaba en Argentina. Pero misteriosamente todos lo saben
hasta en otros pueblos.
Sospecho de la Noneta.
Atravieso
la puerta y las calles vacías, sin nadie pero con todos, porque siento como
ojos por todos lados. El escenario es parecido a The Truman Show… no hay nadie
pero un público te está espiando. Acá hay casitas en su mayoría de dos plantas
por esa tremenda costumbre de apilarse padres con hijos.
Doblando la
esquina las veo. Dos vecinas promedio 150 años el pack. Una de ellas es de
temer, un día me sugirió que me siente en su ronda de charla de un modo
imperativo “sentate acá!” y le huí fóbica con la excusa que me estaban llamando
de Argentina.
Quería
llegar hasta la plaza por lo que no tenté en pararme, solo en saludar desde
lejos. Y va la vecina temeraria que lanza el siguiente comentario desatinado
refiriéndose a TI: “pobrecita, sale con el frío”
Señora
vecina que habla al viento, aquí mi descarga para que la lea todo el mundo.
“Evite
comentarios descalificadores e inadecuados que rozan indirectamente mi
capacidad de evaluar la térmica para salir con mi hija a pasear, evitando así
tenerla encerrada como un cane. Considere que soy capaz de maternar sin exponer
al frío a mi criatura porque soy la mayor interesada, mucho más que usted. Ella
no es ninguna pobrecita porque está calentita como un oso peludo cerca de un
hogar, que soy yo y es mi cuerpo, porque elijo llevarla cerca mio para
justamente sostener una temperatura constante.
Tal vez le
haya molestado que no me acerqué pero había una distancia suficiente entre donde
usted estaba y nuestro camino
Y espero no
tener que escuchar más comentarios desatinados de su parte, porque estoy
PUERPERAHASTALASTETAS y las palabras me salen sin tanto filtro de buena vecina
políticamente correcta.
Lo único
que me faltaba”
Otros comentarios
desatinados (muy comunes) de menor tenor pero reiterativos y referidos al
contacto:
“no la
acostumbres a los brazos”
“sacala en
cochecito”
“se tiene
que acostumbrar a estar en la cuna, cochecito, etc”
¿Qué le
pasa a la gente con el contacto?
Y por otro
lado… ¡que naturalizadas son las ganas de opinar que tiene el resto respecto a
la crianza!
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