El corazón de las mujeres tiene una relación inmediata con los senos que reaccionan eróticamente o glandularmente a los impulsos que brotan del corazón. En la exaltación sexual los pezones se congestionan, y se ponen erectos, en la crianza, las glándulas mamarias secretan leche. Por lo tanto el acto de ama-mantar al hijo, es normalmente una de las expresiones más claras de amor materno. Por este motivo cuesta trabajo pensar que la leche no valga para su bebé, o no está en armonía con sus necesidades. El infante fue concebido y se desarrolló en el mismo medio en que se produce la leche. Sin embargo, algunos pacientes han indicado que les sabía agria la leche de su madre. Aunque tomo en serio estas afirmaciones, no creo que la falta sea la de la leche. Es más probable que la madre estuviese de mal humor, o enojada por tener que cargar al niño, quien sintió ese resentimiento y reaccionó ante él. La crianza, lo mismo que el sexo, es algo más que una mera reacción fisiológica. Tiene algo de emocional, por lo que está sujeta a los estados de ánimo y actitudes de la madre. La circulación del sentimiento desde el corazón a los pechos puede aumentarse y reducirse.
Lowen Alexander, Bioenergética.
En el cuerpo de cada mujer hay una historia. Cada una sabe como la guarda, la escucha más o menos, la muestra u oculta. Pero la historia está ahí! Y cuando la maternidad llega, ese hijo es un medio para que el cuerpo la devele.
Transitar la historia personal del cuerpo, reconocerla, escucharla, darle lugar para que circule, es un viaje hasta el centro de una misma, una aventura trascendental que cada una se merece vivir desde el respeto más profundo por quienes somos.
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